Viernes Santo

Hoy es el día de la muerte del Señor.

*El Evangelio del día es Juan 18,1-19,42*

La Iglesia, meditando sobre la Pasión de su Señor y Esposo y adorando la Cruz, conmemora su propio nacimiento y su misión de extender a toda la humanidad sus fecundos efectos, que hoy celebra, dando gracias por tan inefable don, e intercede por la salvación de todo el mundo

Viernes Santo: Todo está cumplido

El Misterio Salvador de Dios es que Cristo, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. El Supremo Amor se muestra en el gesto de hoy Viernes Santo en que recordamos la Pasión y Muerte del Señor en la Cruz. Después de salir del Cenáculo, el Maestro entra en Getsemaní con los Once y, dejando a ocho en la entrada, se lleva a Pedro, Santiago y Juan un poco más adentro.

Él se aleja de ellos y ora en profunda agonía sudando gotas de sangre y siendo confortado por un Ángel. Poco después es traicionado por Judas que conduce a un grupo de guardias y turba a prenderle. Llevado a Casa de Anás y Caifás, los Sumos Sacerdotes, será condenado a muerte por infringir la Ley. Conducido a Pilato, culminará un proceso al amanecer donde el Procurador le quiere librar de las autoridades y del Sanedrín.

Al no conseguirlo, se lava las manos y se lo entrega a su antojo. Llevado a la Cruz morirá como un criminal entre dos ladrones en el Calvario, no sin antes perdonarles a todos y dejar a su Madre también como Madre Nuestra. Nicodemo y José de Arimatea le bajan de la Cruz y las piadosas mujeres, que acompañan a la Virgen, le envuelven en el lienzo, llevándole al Sepulcro.

En esta jornada no hay Misa ya que Cristo ha Muerto y la Celebración Eucarística es consecuencia de la Victoria Pascual el Domingo. Cristo crucificado es el centro de la liturgia de hoy.

En su lugar se celebran los Santos Oficios de la Pasión del Señor que tienen tres partes. En la Liturgia de la Palabra, se proclama la Pasión del Señor según San Juan. Seguidamente la Adoración de la Cruz, para culminar con la Comunión de la Reserva que quedó el día anterior. La hora de celebrarles es lo más próximo que se pueda a las 3 de la tarde, momento de la Muerte del Señor.

Antes de la adoración de la Cruz, la oración universal, que expresa el valor universal de la Pasión de Cristo, clavado en la Cruz para la salvación de todo el mundo.

Terminada la celebración, se despoja el altar, dejando la cruz con cuatro candelabros y se dispone un lugar adecuado (por ejemplo, la capilla donde se colocó la reserva de la Eucaristía el Jueves Santo), para colocar allí la cruz, a fin de que los fieles puedan adorarla y permanecer en oración y meditación.

Tampoco se celebra este día ningún otro sacramento, a excepción de la penitencia y de la unción de los enfermos. Las exequias han de celebrarse sin canto, sin órgano y sin tocar las campanas.

El Viernes de la Pasión del Señor es un día de penitencia obligatorio para toda la Iglesia por medio de la abstinencia y el ayuno.

La liturgia de la Palabra nos mostrará cómo las antiguas profecías mesiánicas se cumplen en la Pasión y muerte de Jesús, que hoy escucharemos en la versión de San Juan. Cristo, muerto fuera de las murallas de la ciudad a la hora en que se sacrificaban en el templo los corderos para la pascua judía, es el Cordero expiatorio que ha cargado con el peso de nuestros pecados y así ha sido santificado. La Iglesia brota de su costado abierto por la lanza del soldado, para la salvación de todo el mundo, por quien se pide de modo especial en la oración de los fieles. El signo propio de hoy es la imagen del Crucificado, a quien en la acción litúrgica se venera de manera especial. Hoy no se celebra la eucaristía, pero comulgaremos con las formas consagradas ayer.

 

Hoy, es también la Jornada para hacer la Colecta por Tierra Santa.

 

Virgen Dolorosa, ¡ruega por nosotros!

Ten valor y confía en Dios