DOMINGO DE RESURRECCIÓN

¡¡Síiiiiii!!, verdaderamente ha RESUCITADO el Señor !!ALELUYA, ALELUYA!!

La Resurrección nos descubre nuestra vocación cristiana y nuestra misión: acercarla a todos los hombres. El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. ¿Creo en la Resurrección?, ¿la proclamo?; ¿creo en mi vocación y misión cristiana?, ¿la vivo?; ¿creo en la resurrección futura?, ¿me alienta en esta vida?, son preguntas que cabe preguntarse.

El mensaje redentor de la Pascua no es otra cosa que la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de su sensualidad, de sus complejos; purificación que, aunque implica una fase de limpieza y saneamiento interior, sin embargo se realiza de manera positiva con dones de plenitud, como es la iluminación del Espíritu, la vitalización del ser por una vida nueva, que desborda gozo y paz -suma de todos los bienes mesiánicos-, en una palabra, la presencia del Señor resucitado. San Pablo lo expresó con incontenible emoción en este texto: «Si habéis resucitado con Cristo vuestra vida, entonces os manifestaréis gloriosos con Él» (Col. 3 1-4).

Puedes consultar también estos enlaces sobre el Domingo de Resurrección

https://www.aciprensa.com/recursos/domingo-de-resurreccion-2001

y el Tiempo de Pascua

https://www.aciprensa.com/recursos/tiempo-de-pascua-aleluya-resucito-2038

 

¡¡CRISTO HA RESUCITADO!! ¡¡ALELUYA!! ¡¡ALELUYA!!

 

Nuestra Señora de la Soledad, ¡ruega por nosotros!

Ten valor y confía en Dios.